jueves, diciembre 14, 2006

Si he de morir que sea surfeando.


Algo que dibujé un día en el que intenté surfear en brasil y venciendo mi miedo al mar estuve por lo menos media hora para poder entrar hasta donde estaban dos amigos, porque la olas me sacaban y me revolcaban. Cuando logré llegar vi aparecer en el horizonte la ola mas grande que vi en mi vida, y la primera reacción fue huir, huir desesperadamente, pero ya estaba en el baile así que tomé coraje y me pare en la tabla recorrí unos metros de pecho y después me paré. No puedo describir la sensación de miedo y felicidad que tenía, pasados dos segundos me caí. Tuve la mayor revolcada que se pueda imaginar y quedé abajo del agua sin saber donde era arriba y donde abajo y por un momento no me molestó morir de esa manera. Cuando recobré el sentido d ela orientación salí pateando fuerte a la superficie respiré y otra ola gigante me arrastró de nuevo, esta vez me dejé llevar y fue mas tranquilo el viaje hasta la costa. Cuando hice pie salí del mar cansadísimo, medio ahogado pero con una gran sonrisa. Desde ese día le tengo menos miedo al mar y por supuesto a la muerte.